

aproveché que era domingo, que llovía y que eran las cuatro de la tarde
até a Duna para disimular, cogí dos bolsas de recogida de la caca, a sabiendas que no iba a necesitarlas para ese menester
con paso decidido nos encaminamos al parque del extraradio, el año pasado las vi allí por primera vez
como era de esperar, estaban los racimos colgando apenas recién florecidos, maravillada, elegí la presa
mirando a mi alrededor y apresuradamente corté dos ramas de glicinias y las guardé en la pequeña bolsa negra
con el corazón latiéndome fuertemente, me encaminé a mi nuevo destino
animada por el éxito cosechado, con la misma decisión, valentía y asegurándome de que no había nadie, cogí varias flores que salían del tronco de uno de los jóvenes árboles del amor, ya seleccionado previamente la tarde anterior
de regreso, dejé que Duna corriera entre la maleza de un edificio abandonado mientras yo, más relajada, recolectaba humildes capullos de malvas, dientes de león y alguna amapola
sí , lo sé, no hace falta que me lo digas
premeditación: lo planifique con bastante tiempo y puse los medios para ello
alevosía: aguardé cautelosamente el momento y me aproveché de la indefensión de la víctima
nocturnidad: no era de noche pero como si lo fuera, no había ni piqui en la calle
ea, soy una furtiva
especie: flores de glicina Histeria sinensis, malva Malva silvestris, árbol del amor Cercis siliquastrum, diente de león Taraxacum officinalis y amapola Papaver rhoeas
recolección: Sevilla
ref:391
Volver