

nos llovió mucho durante el paseo, lo sabíamos y no nos importó echarnos a monte y al bosque de pinos, sin el frío anunciado la lluvia no presentaba un problema, al contrario, creaba el escenario perfecto para saborear el paisaje
allá arriba las copas redondeadas matizaban aún más la luz cenicienta y aquí abajo en el suelo la humedad creaba una neblina apenas perceptible que suavizaba los contornos de lo grandes troncos y le añadía un poco de misterio, el ruido de los pasos desaparecía con la lluvia porque ablandaba las hojas resecas y las hacía silenciosas, las agujas de los pinos superpuestas en antiguas capas, almohadillaban las pisadas y a pesar de la belleza de los tonos rojizos del suelo, estaba limpio, limpio de ramas. de arbustos y de troncos caídos, no era un bosque auténtico, era una plantación con pretensiones de bosque
un verdadero bosque no se puede recorrer en linea recta por culpa de las ramas y los troncos caídos, pero no seré yo la que le ponga defectos al precioso día lluvioso de un sábado de otoño
especie: fragmento de la hojarasca del suelo de un bosque de pinos
recolección: Fuencaliente. Ciudad Real
ref: 1037
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