

dos viajeros hacen un largo camino uno al lado del otro, caminan a lo largo de la misma senda que les llevará al mismo lugar, sin conocerse aún cruzarán algunas palabras sin trascendencia, más tarde, compartirán algo de las viandas de cada uno, se preocuparán de si uno se ha torcido algún pié y compartirán secretos de cómo curarse las llagas
si el camino es muy largo, hablarán de sus trabajos y de la familia, puede que cada uno se sienta a gusto en la compañía del otro y entienda que es mejor ir con él que hacerlo sólo, tal vez hayan trabado una gran amistad al final del recorrido, una amistad tan fuerte que los vincule para siempre
esto es lo que han hecho las abejas con algunas flores, han viajado juntas a lo largo de la senda de la evolución, al comienzo probablemente cada uno era distinto a como lo es ahora, pero después de un largo trayecto, las pequeñas variaciones en cada uno de ellos que les beneficiaba ambos, les procuraba la ventaja de la supervivencia, de tal forma que al final ambos se sienten vinculados
la flor se viste de morado para que los ojos de la abeja —que puede ver los colores ultravioletas pero no los infrarrojos— pueda localizarla, se pinta la entrada con dibujos llamativos como si fuera un luminoso que le muestra el acceso al néctar y asegura la exclusividad del dulce disfrute a abejas y a sus primos lo abejorros porque debido a su peso son los únicos que pueden vencer en labio inferior de la flor
sólo le pide que a cambio se lleve en su cuerpo adherido el polen y lo transporten a otra flor que con casi toda probabilidad estará en las cercanías y por tanto será de su misma especie, han intercambiado néctar por polen
esa es la coevolución, la muy paciente evolución que en su largo camino ha unido para siempre a dos desconocidos
especie: tallo florido de altramuz azul, arvejón Lupinus angustifolius
recolección: Tabla de la Yedra, Piedrabuena. Ciudad Real
ref: 920
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