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1503 cristales

en busca de El Dorado

1503 cristales
1503 cristales
en busca de El Dorado
21 agosto, 2020

y llegó el momento, parecía que todo lo tenía bien planeado, aquella mañana nos levantamos pronto, estaba nublado y hacía una temperatura suave, era el día adecuado, desde el invierno lo había estado madurando, en verano tenía que visitar esa playa en Asturias, nada ni nadie podría quitarme la idea de la cabeza, estaba decidida a encontrar el tesoro

pero cuando llegamos, el acceso era imposible y decidimos que bajaríamos por alguna playa cercana e iríamos costeando por los acantilados, yo estaba convencida de que era la mejor opción, Pepe e Irene no tanto, la marea nos daba una tregua de una hora y una vez llegáramos al destino desconocíamos si podríamos volver por el mismo camino o tendríamos que esperar seis horas a que la marea volviera a bajar

a cada paso el camino se hacía más difícil pero yo no estaba dispuesta a abandonar, eran muchos meses esperando ese momento para ahora echarse atrás por el temor de que una estúpida marea nos pudiera atrapar, de ninguna forma esta dispuesta a desfallecer

tras una hora de tortuoso recorrido llegamos a la playa de los cristales, si, íbamos en busca de cristales pulidos por el mar y que años atrás habían sido vertidos en esta playa inhóspita e inaccesible

tímidamente empezábamos a encontrar cristales minúsculos, aquello prometía y como los buscadores de oro sentimos esa ansiedad que impide apartar la mirada de las piedras , el tamaño de los vidrios no aumentaba y después de más de una hora sin levantar la mirada de los minúsculos cantos rodados de la playa, fuimos conscientes de que muchos visitantes habían pasado por allí antes que nosotros

estos vidrios de colores son los que pudimos recoger, nos son ni muchos ni grandes pero el paisaje abrupto y salvaje por el que resbalábamos continuamente y el temor de quedarnos aislados cual robinsones en una playa remota, contribuyeron a hacer de aquellas horas un momento gozoso, sí , gozoso

fueron pocos cristales, pero llenamos los bolsillos y la mochila de piedras de rayas, caparazones de cangrejos, alguna concha, huesos de jibia…,  y logramos salir de allí con una escala de cuerda con nudos que había en una pared vertical llena de zarzas

estuvo más que bien, sí

 

especies: cristales de mar y cantos rodados
recolección: playa de los cristales, Antromero. Asturias

 

ref: 1503

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