a primera vista, el amarillo que recorre los márgenes de las hojas de ginkgo podría confundirse con un destello, como si la luz del sol jugara sobre su superficie, atrapada entre las fibras que aún conservan el verdor del verano, pero en realidad es la materia que brilla antes de transformarse
cada fotón que durante meses las tocó se encuentra de algún modo en su memoria, en esos bordes que se iluminan como si el sol aún las rozara
ref: 13
clasificar, comparar, medir
paciencia, atención, observación, contemplación
durante casi una hora intento una alineación precisa, busco pacientemente la simetría, pero cada tallo conserva variaciones, una curva mínima, un tono distinto, una imperfección, que rompen la rigidez y recuerdan que la naturaleza nunca se repite del todo
ref: 12
a los científicos se les resistían los mecanismos por los cuales se producía la caída otoñal en las plantas, se sabía que la disminución de las horas de luz y la bajada de temperatura estaba detrás de ello, pero había algo más complejo que se escapaba a sus análisis y tras 20 años de observación de ciertas zonas boscosas, científicos estadounidenses y australianos han determinado que si un árbol iniciaba el crecimiento primaveral un día antes, definido tal momento como la fecha en que había brotado el cincuenta por ciento del follaje o en que las hojas habían adquirido la mitad de la longitud definitiva, el otoño se anticipaba un promedio de 0,6 días en ese árbol, piensan que es posible que las hojas estén programadas para caer a cierta edad y que la senescencia se inicie antes si la primavera lo hace también
la observación para algunas personas llega hasta límites insospechados
por si alguien tenía duda de que la paciencia es la madre de la ciencia
ref: 10
que la luz placentera os abrace amorosamente
feliz equinoccio de otoño
ref: 9
a penas se abren los pétalos comienzan a caer y es que los comienzos y finales están enlazados al igual que en la materia
nada se crea, nada se destruye, todo se transforma
adormidera Papaver somniferum
ref: 8
«mantén tu rostro siempre hacia la luz y las sombras caerán detrás de tí»
Walt Witman, poeta estadounidense del siglo XIX
ref: 7









