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del dicho al hecho…

dispuesta a aligerar el fondo de armario de mater natura que ya ocupa además del armario completo otras zonas de la habitación, he ido poniendo sobre la mesa el contenido de varias bolsas, cajones y jarrones pero cuando he visto

azar dentro de un orden

tardé casi una hora en alinear los fragmentos de la imagen de ayer después de haber tardado casi una hora en seleccionarlos, y tras un sacudida certera, los desparramé como quien tira los dados para ver qué sucedía, a continuación

dónde está la belleza

están secas estas hojas, estos frutos, estas flores, lo decimos como un sinónimo de feo y sin interés y efectivamente están secos porque ya no circula savia por ellos pero donde ha habido belleza siempre queda, deberíamos aprender a mirar

caja de tesoros

cuando era pequeña me gustaban las cajas de metal para guardar en ellas cosas que me parecían bonitas, una piedra, unas semillas, una flor seca…, era como un infantil cofre del tesoro de alguna manera sigo haciéndolo, he cambiado la

doce meses

¿logros alcanzados?, ¿metas inconclusas?, ¿algo qué mejorar? la naturaleza no hace balance, en cada momento pone a prueba sus logros y fracasos , cada instante es un reto del que sale o no airosa pero nunca se detiene, se reinventa

comenzamos

a partir de ahora comienzan los preparativos, ya he empezado a decorar la casa — me he adelantado una semana—, de un tiempo a esta parte siento una ilusión renovada por la Navidad, el deseo de ver a mis hijos

de carácter y rosas

no soy muy amiga del rosa pero el rosa empolvado o rosa palo si me gusta aunque pueda parecer retro y desvaído, como si hubiera perdido la frescura y apagado el brillo, como si la edad le hubiera suavizado esa

concentración

tiene algo de infantil colocar piezas en un espacio, como colorear dentro de los límites del lápiz, borrando lo que no encaja, cambiando el color o la dirección del dibujo y la punta de la lengua asomando ladeada por la

elegidas

estas valvas retorcidas de legumbres de apenas siete centímetros junto con los pequeños cálices de las flores de jara, aguardan varios meses en el cajón del estudio que es algo así como la sala de espera de fragmentos en busca

en espera

tomo una foto y enseguida la veo en el ordenador pero no suelo quitar la composición instantáneamente, me cuesta trabajo eliminarla de la mesa, eliminaría para siempre el instante, la huella que dejan mis manos me gustaría tener un estudio

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