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algo bello

paseábamos con Duna después de haberle comprado comida por las abandonadas calles traseras de las naves de un centro comercial por la que entran las mercancías, una zona solitaria que nadie cuida ni limpia pero por la que podía correr

escritura asémica

me atraen las escrituras que no pueden ser descifradas, alfabetos imaginados que parecen significar aquello a lo que las palabras no llegan, a veces es interesante ir en contra de las grafías que han de ser verbales, con sentido, legibles

¿consciente?

estaba emocionada por la belleza de las flores de la adormidera, pero sus pétalos fueron cayendo antes de poder hacer las tomas que había imaginado, este hecho, no obstante, me permitió hacer fotos de su maravillosa estructura interior comencé a

a la salida

decía el escritor Manuel Vicent hace once años que la seguridad de la cabaña que construimos en nuestra infancia con cuatro palitroques y una empalizada de cañas se perdió junto con nuestra inocencia y de alguna manera la casa que

familia numerosa

desconozco su nombre, aunque sé a qué familia pertenece, algunas veces me parezco a una de esas ancianitas de pueblo que mirando fijamente la cara de alguna niña desconocida que ha llegado al pueblo de vacaciones le dice: tu eres

el gran viaje

el fruto del alfilerillo de pastor decidió que era el momento de ver otros mundos y se propuso hacer un viaje sin destino definido, cogió el primer medio de transporte que paso a su lado que casualmente era la pata

primera salida

hoy es mi primera salida después del confinamientos, mis ojos las buscaban donde sabía que estarían, es agradable acertar, aún así he llegado tarde al esplendor de las malvas y de las avenas locas, quedan pocos cardos florecidos, algunas centaureas

de semillas

dentro de la semilla de un árbol hay también una semilla de rayo de luz, una semilla de agua dulce como el azúcar en sus tejidos, una semilla de sombra acogedora bajo su copa, de trinos de amor entre sus

jardines improbables

a penas salgo del espacio cercano a casa, la distancia permitida no alcanza el campo, los jardines se han poblado de hierbas que no necesitan cuidados, crecen sin ayuda, sin voluntad, llamadas oportunistas porque aprovechan las más mínimas oportunidades que

en dos pasos

los tallos se secan pero con el último suspiro en un tiempo que se puede considerar escaso para los procesos naturales, las semillas que ayer estaban madurando en el receptáculo floral cerrado, hoy se despliegan en una suerte de floración

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