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antes de despedirme

para la actividad frenética y contra reloj de los últimos 37 días, he tenido que tirar del fondo de armario de Mater Natura y he recolectado gran cantidad de fragmentos y como ya sabéis mi natural dificultad para desprenderme de

36 días

el reto de subir diariamente durante 36 días a Instagram un elemento del alfabeto ha concluido en mi caso han sido 37 días  porque el español tiene la Ñ que en el mundo anglosajón no existe y no he querido renunciar

A Miguel

un ángel que pintó el universo de colores, fabricó sonrisas y derrochó ternura   especie: fragmentos secos de hojas y flores de diferentes especies recolección: Ciudad Real   ref:914

Y de Ye

Ya no se llama i griega, ahora se llama Ye en asturiano «Ye” significa “es” por tanto, la Y ahora Ye Ye vaYa! esto me raYa   especie: ramas floridas de durillo Viburnum tinus y de agracejo Berberis vulgaris recolección:

W de Wabi sabi

podría haber sido W de Wamba, W de Witiza, W de Witerico o W de Walia, pero a quién le importa los reyes Godos yo prefiero la W de Wabi sabi, esa corriente estética que habla del ciclo de la

V de Verano

Verano era mi primera opción, pero después de hacerla creo que sería más adecuado decir V de Victoria, porque he conseguido hacer la foto entre cajas de mudanza, carpinteros martilleando, polvo en suspensión y en el límite de luz del

T de Tierra

ese punto azul perdido en la galaxia la casa de todos   especie: rama tierna de Gingko biloba, fragmento de rama de vid Vitis vinifera, fragmentos de liquen barba de chivo Evernia prunastri, petalos secos y desmenuzados de rosa Rosa

B de blanco

cuatro Blancos Blanco nuclear casi Blanco Blanco roto casi amarillo Blanco perlado casi gris Blanco hielo casi azul y un blanco de fondo para gobernarlos a todos   especies: brácteas de maíz Zea mais, conchas de moluscos partidas y desgastadas,

de gris

antes de que el invierno deje de existir, quiero hacer un sentido homenaje a esos colores neutros y llenos de texturas, a esos fragmentos que no levantan pasiones ni tan siquiera una mirada de reojo , a esos restos de

ceremonia

la cuneta acogía aquellos tallos secos que habían sobrevivido a su manera y sin doblegarse a este invierno tan atípico, sus cuerpos erectos se recortaban contra un cielo profundamente gris a punto de romperse la composición de aquellas plantas no

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