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mirando hacia fuera

hay algo maravilloso en la naturaleza mediterránea o tal vez hay algo poderoso en las personas mediterráneas por saber adaptarse a lo que el medio natural les concede, sus recursos en tiempos de escasez ha sido imprescindible para su subsistencia

se me escapa algo

si esperas que me acerque para que los ganchos de tus frutos me los lleve prendidos y los transporte gratis a otro lugar, cómo es que pones unas enormes espinas trífidas y afiladas para defenderte de los que se acercan

de regreso

sé que añoraré los colores verdes gallegos que se extienden hasta el infinito, estos verdes que se mantienen imperturbables a lo largo del año, pero creo que si no viera el verano seco, el otoño colorido, el invierno gris y

diseño natural

a lo largo del tallo central se distribuyen las funciones de la planta de forma muy bien organizada, un lado agrupa las funciones de captación de energía del sol y su transformación en alimento mediante las hojas, y la de

lo que la naturaleza esconde

una vez fueron tiernas ramas que crecieron lentamente durante inviernos duros, primaveras suaves, veranos templados y otoños esplendorosos, fueron desgajadas de sus troncos y una vez sobre el suelo el agua del río las batió sin piedad hasta arrancarles las

a la sombra

tengo intención de salir al campo y trato de imaginar qué me puede pasar mirando lo que le sucede a una planta que está acostumbrada a la ferocidad de un verano manchego y entonces miro al interior sombreado de mi

placeres sencillos

abro el cajón de los palos  y  el de la piedras y vuelvo a jugar con ellos como cuando era una pequeña niña de pueblo, no se necesita nada más para un  momento placentero, elementos sencillos de formas puras para

el monte

cuando paseo por en monte los compuestos químicos volátiles emitidos por las plantas y por la humedad de la tierra y rocas pasan a formar parte de mí a través de la respiración, y tal vez al unirse a la

rebelión en la mesa

no es fácil, he de admitirlo, cuando no se dan codazos, soy yo la que les estorba, no encajan fácilmente, están inquietos, quiero ponerlos en una dirección y ellos se empeñan en hacer lo contrario, se muestran reactivos a mis

ramas para dos

mientras que Duna olisqueaba al pie del árbol yo recogía del suelo sus ramas podadas, ya en casa mientras que Duna mordisqueaba una de las ramas al pie de la mesa yo imaginaba figuras sobre ella no sé que sabores

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